martes, 20 de noviembre de 2012

(Soy un) patético muñeco de madera y restos de cartón con una cutre pintura dándole color a mi rostro.


Tengo una pequeña flota de barquitos de papel.
Se humedecen hasta caer por su propio peso.
Se hunden en estos vasos con agua.
El agua me llega hasta el cuello.
Yo, capitán, me hundo con mi propia nave.
Que no me vean, que no me vean llorar. 
Duele.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Quema de brujas

El cuerpo me tiembla,
tiemblan mis manos, tiemblan mis piernas
se nubla mi vista, los pasos pierden su firmeza.

La náusea, compañera fiel en la angustia. Siempre persistente.

Tengo numerosas astillas clavadas en el estómago
cada una es la imagen del remordimiento y pena
perforan estos frágiles tejidos, nada ocurre, solo... incertidumbre.

No dejes que me consuma de esta forma.

V16

Bienvenidos
al infierno que es (la) (mi) vida
mis brazos no sostienen más los cuerpos que yacen a mi alrededor.

En las paredes de este cuerpo
hay voces atrapadas sin poder gritar
ansío por las lágrimas y el llanto que aun no llega
mis fuentes, azotadas por sequías.


sábado, 4 de agosto de 2012

Ropa con olor a plomo.

"No puedo. Ya no puedo, papá." exclamó el niño a unos instantes del llanto. Cargaba un pesado fusil en sus lánguidos brazos. Cruzaba el río con su padre huyendo de las tropas federales.

"Sigue adelante, pronto estaremos a salvo" y la verdad es que no lo estarían.

Para la familia del campo en insurgencia el destino siempre es un manto negro de muerte.

El día caía, la noche crecía. Los perros ladraban. Las nubes negras cubrían el cielo.

Cruzan el lodoso bosque, las botas se les llenan de lodo. El cuerpo pesa, las armas pesan.

Escuchan disparos, pero están tan asustados como para darse cuenta de donde vienen. Un silbatazo y un par de gritos son el anuncio del ángel de la muerte.

Los caudillos de la libertad, padre e hijo, son condenados a muerte. Golpeados y maltratados durante la noche.

Tras la llegada del alba se han convertido en bultos sin vida. Irreconocibles.

Inexistentes en la memoria.

jueves, 2 de agosto de 2012

Madrugadas azules.

En esta pequeña ciudad pronto amanecerá.

Veo el cielo opaco, turbio, a través de la ventana. Es una húmeda madrugada, hace frío. Todavía faltan unas cuantas horas para el amanecer.

Sopeso, el vaivén entre esperar la luz del día que parece no llegar o envolverme nuevamente a las sábanas y retomar el plácido sueño en mi cálido-plácido lecho.

Tras diez minutos observando desde la ventana del segundo piso de mi habitación veo pasar un auto trasnochado. Se le perdió la noche y espera encontrarla antes del amanecer al llegar a su casa.

Y yo no sé.

No sé si encontrarla... o prepararme un café, chocolate...

¿No te gustan los inviernos lluviosos que congelan los huesos? ¿El día azul oscuro que no es sino un día ausente de sol?

Es la época ideal para no quitarse las calcetas ni la pijama, deambular sin pensar por la sala, con una bebida caliente y escuchar el sax sonar desde una grabación lo-fi.

lunes, 16 de julio de 2012

Orestes, el gigante.

En el valle de un país lejano sentado estaba un gigante bajo la noche. Las estrellas, su cobijo. El canto de los grillos, su cálido arrullo.
Era un robusto hombre de rasgos helénicos y proporciones colosales. Y a pesar de ser de tamaño desmesurado tenía un cálido corazón latiendo en su interior. Y entonces, el valle se regó con sus lágrimas.
Los gigantes son seres dóciles, que aman y respetan lo que es dado por la gracia de los dioses. Y este, de nombre Orestes, no era la excepción.
Cada día se levantaba cuando la luz solar alumbraba el valle, salía de su casa que tenía lugar en una vieja cantera y alimentaba a su rebaño compuesto por corderos tan blancos como las nubes, ágiles cabras y caballos que parecían regalo divino.
Para una criatura tan apacible, observar a su grey le llenaba de un dulce regocijo. Siempre dormía sabiendo que al día siguiente ahí estaría su amado rebaño.
Ni las bestias se atrevían a actuar en contra de sus criaturas sabiendo que estaban bajo su posesión. Pero tuvo que ser el hombre quien con tal de saciar la gula y en ansias, celebró un vano festín profanando lo que no le pertenecía.
Al percatarse de lo que había sucedido, Orestes se encolerizó y acabó con todos los habitantes del pueblo en dura venganza, cobrando sangre por sangre.
Esa misma noche, el dios de las bestias se le apareció para anunciarle que no debía haber cobrado justicia por su mano, y debido a sus acciones el sueño le sería arrebatado hasta el final de sus días.
Desde ese entonces, al final de cada día, el valle es regado con lágrimas...

viernes, 18 de mayo de 2012

Cristo tuerto, Cristo ciego.

En esta tarde subirás lo más alto del cerro, portando una corona de espinas donde cada herida que aflige derrama una gota de esperanza y fervor.
Pesa menos ser ciego que ser tuerto.
Derramas lágrimas de fuego en la oscuridad.

Tu fé, traicionada.
Procesión de rodillas que dirige a donde hiere más la pena que la herida.

jueves, 17 de mayo de 2012

Descripción en un diecisiete de mayo.

En la cabeza yace el sagrado recinto de los pensamientos: la mente. Templo corrupto y deteriorado del ser.
Está adornada con pasillos para la exploración de ideas y recuerdos como si fueran las memorias una galería de arte decadente, donde el público es representado por un rostro que produce una mueca como si le dieran suaves bofetadas.

Mantienes la boca y los ojos cerrados para no decir. Mantienes tu corazón cerrado para no sentir.

Frunce el ceño y permanece inmóvil. El cuerpo es un cacharro minúsculo y contraido como la figura de un animal cuadrúpedo en posición defensiva.

Liberas descargas eléctricas del interior de tu espina dorsal al contorsionarte con violencia.

lunes, 7 de mayo de 2012

No vencerás.

La colisión con nuestras emociones nos ha obligado a redefinir la concepción de nuestro ser.
Reconstruir cada pieza esencial de nosotros.

Noema o noesis.
¿Ser en-sí o para-sí?
¿Ser en-sí y para-sí?

Tus vanos estándares de belleza no podrán contra nuestra nueva visión.
Tus burdos estandartes de belleza no podrán contra esta nueva creación.

viernes, 9 de marzo de 2012

¿Cómo es el olor de una flor muerta?

Las ideas que cuelgan de sus cabellos se dispersan en un espacio exterior, solo para terminar convirtiéndose en aves cosmonautas volando sobre el manto estelar.

El lento aleteo despide violentas muestras cromáticas. Se dispersan y se desvanecen.

La vida brota desde el fondo de un cráter en un planeta oculto y frío. Entre granitos y polvo estelar brota la vida.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Poema sin título número uno.

Lo siento, pero la realidad es diferente.
Hoy no estamos donde queremos estar,
no somos lo que quiséramos ser.

No hay necesidad de lamentos,
ni utilidad en ellos.

Lo mejor es que te vayas,
y que el olvido y el silencio hablen por nosotros.

lunes, 27 de febrero de 2012

En lo efímero.

Otro día, otro sentir menos.
Otro recuerdo se suma al montón.

Todo lo que dije, lo que sentí.

Acciones y pensamientos efímeros,
se apilan dentro de mí.

Traición.

No puedo creerlo,
fui traicionado por mis propios ojos.

Hoy me dijo que en ellos se notaba
el sentimiento cuando la miraba.

Mantendré el secreto solo para mi,
sin que nadie más sepa las ganas que tengo
de decirte lo mucho que te quiero, mi amor.

viernes, 6 de enero de 2012

Para un androide.

Quisiera poder, quisiera poder trazarte en caricias.
Trazarte toda. Recorrer cada parte de tu cuerpo.
Sentir la suavidad de tu piel y terminar cruzando las miradas.
Los dos solos y juntos en el más perfecto de los silencios.

Quisiera pasar esta noche a tu lado, tan solo esta noche.
Dormirás tranquila a un lado mío, yo te contemplaré y después de varias horas,
casi llegando al amanecer, dormiré... 
sabiendo bien que al abrir los ojos seremos extraños el uno del otro.

Abrazaré a cada uno de tus recuerdos y pensaré en ellos con cariño.
Los abrazaré cada día. Y cada vez que piense en ti y el olor de tus cabellos de miel, 
este corazón en pleno gozo quedará convertido en un corazón en llamas.

martes, 3 de enero de 2012

El cielo.

Miró al cielo y se encontró con nubes grises y secas. Inalcanzable era el cielo que estaba encima de él, pues claro, era un océano en las alturas lo suficientemente amplio como para hundir la mirada en él y ahogarse entre los pensamientos que habían sido encomendados hacia las alturas por todos los habitantes de la Tierra.

Pasaron los días y se fue secando más y más. Si en algún momento el cielo estuvo vivo, hoy ya no más. Uno debía tener cuidado al mirar para no lastimarse con los ojos con las astillas de nube que caían.

El cielo se nos cae a pedazos, cada vez más rápido y no tardará en caerse por completo.

Y nos preguntamos cuál era la razón de su caída durante varias noches hasta que nos dimos cuenta que el cielo se caía porque habíamos dejado de soñar.