lunes, 26 de diciembre de 2011

Una pasión ferromagnética (Improvisación sobre imanes).

Después de unas cuantas copas siendo éstas necesaria dosis para desinhibirse, se dirigieron a su departamento donde continuó la plática y la química fluía. Brandy y jazz de fondo catalizaron la pasión, terminando sus cuerpos tan atraidos entre sí como el hierro a los imanes...

1936

En algún sitio olvidado por Dios…
-¡Más rápido, perros! ¡Caven más rápido! –Exclamaba el militar.
Nadie creía que el horror de la guerra devastaría nuestro pequeño pueblo. Pensábamos que la guerra solo se llevaba a cabo en las ciudades. ¡Qué equivocados estábamos!
Hace dos meses que nos agarraron a mí y mi familia. Dormíamos plácidamente cuando irrumpieron en nuestra humilde casa en la colina. Para los militares es muy fácil tirar una puerta de madera casi podrida con una sola patada. 

-¡Levántense, piltrafas! – Justo después de aquel grito comenzó nuestro maltrato y el abuso. Con la culata del rifle le rompieron el cráneo a mi padre y así quedó inerte en el suelo. A mi madre y a mi hermana las cogieron por los cabellos y las llevaron arrastradas afuera de la casa y las montaron en un burro encaminado a los campamentos de aquellos puercos a las afueras de la ciudad. Sólo Dios sabe que horrores les habrán hecho, puesto que nunca las volví a ver.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Aspiración.

A ocho días de terminar otro año. Este ha sido un año significativo de alguna forma, como todos los demás. Y se esfumaron algunos demonios y aparecieron otros.

Me di cuenta que de alguna forma me encuentro atrapado en una rutina y lucho contra ella para no volverme loco. Busco ocupar la mente en lo que sea, en hacer cualquier cosa que evite que mis ayeres y mañanas se tornen indistintos entre sí. Lucho para no volverme loco. Voy perdiendo.

Tengo en el interior las ganas más grandes de gritar con fuerza, de abrazar con fuerza, de no sentir la angustia y el hastío que he sentido últimamente. Todo esto encerrado en el interior y el exterior tan sobrio y seco, como si no pasara absolutamente nada.

No quiero sentir que la vida pasa a un ritmo que no soy capaz de seguir, como si tratara de abordar un tren en movimiento y no fuera capaz de alcanzarlo.

Quiero sentirme vivo, sentir el rocío y el viento acariciándome el rostro.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Procesión.

Camino de noche entre gente sin rostro, alumbrados por la débil luz de las antorchas que llevan consigo. Murmuran y sollozan durante la caminata, caminando desganados. Sin fuerza, lentamente siguiendo el camino que siguieron sus ancestros. Hoy nos toca a nosotros.

En este pueblo hay sequía y frío. Días extremadamente calurosos donde el viento caliente trae consigo polvaredas que solo hieren la piel. Ni una sola gota de agua trae consigo. ¿Nubes? Ni hablar de ellas, las conocí de pequeño, pero después de lo que sucedió aquí no volvieron a asomarse. A los niños pequeños se les platica que eran como algodón en el cielo. Ellos nunca las conocerán. Todo aquí es maldito y las nubes son un regalo del cielo. No las merecemos.

En este lugar solo hay miseria de día y noche. Un sol hostil que mata la siembra y el ganado, dejándonos sin ninguna otra opción más que recurrir a alimentarnos de nuestra propia gente. Es en la noche cuando ocurre esto. Los llevamos a la colina del pueblo donde ocurre el sacrificio ofrecido a nuestro dios, con el propósito de recibir el perdón y que regrese la vida a nuestros hogares y luego tomamos una parte de la ofrenda para nuestro sustento. Solo una pequeña parte...

Y si se preguntan por qué camino entre gente como ellos, pues es sencillo:

"Aquellos que nos alimentamos de la carne y sangre de nuestros hermanos nos tocará más tarde dar la nuestra en agradecimiento. Todo sea por el sustento de nuestro pueblo y mantener esta tierra con vida."

Hoy es el día en el que nosotros agradeceremos y la tierra será regada con nuestra sangre.

Gratitud.

Te extraño. Te extraño tanto. Extraño nosotros, te extraño a ti. A tantos dias de tu partida y siento como si hubiera sido ayer. A tan pocos dias de tu partida y siento como si hubieran sido años. Te extraño y te agradezco. Te agradezco y extraño.

Agradecerte el haber sido luz en mis tiempos de oscuridad, por ser apoyo en los momentos donde habría caído estando solo, por haber sido apoyo para levantarme tras las caidas.

Fuiste luz en mi oscuridad, alegría en mis tristezas. Y te vas, te vas lejos para no volver. Porque así debe ser.

Los dos fuimos dientes de león que crecieron juntos en un mismo prado, y llegó el momento en el que el viento del destino sopló tan fuerte que dispersó nuestra esencia hacia direcciones distintas. Nuestros caminos que alguna vez se cruzaron hoy se separan.

Mi corazon arde en llamas, es tiempo de que te vayas. Somos fragmentos de flores arrastradas por el viento.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Portarretrato de una familia disfuncional.

Personajes: Sr. Ira Irracional, Sra. Subordinada Mujer, Inseguridad y Angustias.

En lo que queda de la sala yace un portarretrato intacto. El portarretrato de una familia disfuncional. Familia alguna vez integrada por cuatro miembros: El Sr. Ira, la Sra. Subordinada y sus dos bellos hijos, Inseguridad y Angustias.

El principio del último de sus días comenzó como toda mañana común mas no tan común esta vez, después de tantos años de la misma rutina este sería el último de sus días. Quién iba a pensar que el hogar en el que vivían sería consumido por las llamas del hastío producido por la vida cotidiana.

Dos veintitrés de la tarde y llega el Sr. Ira del trabajo, sus hijos Inseguridad y Angustias habían llegado justo hace una hora y esperaban el cotidiano e incómodo momento de pasar a la mesa para almorzar y cuidar de no dar una mala noticia o hacer un movimiento errado que convirtiera la casa en un lugar peor que el infierno.

La Sra. Subordinada termina justo a tiempo la comida esta vez, hoy no será agredida ni física ni verbalmente por no haber cumplido su deber como esposa: cocinar y ser un trofeo que permanece en casa la mayor parte del día y que ahora está muy lejos de sus recuerdos a grandes aspiraciones como persona, porque al fin y al cabo eso es lo que era, una persona.

Los niños saludan a su padre por costumbre obligada tal como lo hace su madre, tan gracioso y triste al mismo tiempo, era la actuación más falsa de una familia.

Sentados todos juntos en la mesa comienzan a comer. Una conversación forzada y que fluye con dificultad ameniza la hora de la comida, es la oportunidad para que alguien diga algo errado y se desate el caos. ¿Será la madre, los hijos, el mismo padre?

No, no fueron palabras. Inseguridad derramó la sopa caliente y mojó el traje nuevo del Sr. Ira… vaya error. Comienza una tormenta de agresiones verbales contra su propio vástago, Angustias trata de interferir. Error fatal, solo lo empeorará. Ahora la madre en un intento fallido por apagar las llamas recibe el golpe que iba dirigido contra Angustias por interferir en el escarmiento contra Inseguridad. Qué escena tan triste se presenciaba en la casa de la Familia Irracional.

El tiempo pasa y la situación no mejora. Ojalá alguien detenga esto pronto. Las llamas se esparcen por toda la casa arrasando con todo a su paso, humo negro sale por las ventanas destilando la peste del hogar lleno de malos años. Se escucha el crepitar de las llamas en la cercanía del hogar.

Es increíble como un pequeño accidente desata un caos que termina liberando la esencia del Sr. Ira dándole honor a su nombre y atentando contra la vida de su familia convirtiéndose él en el fuego que arrasó con el hogar que construyó con sus propias manos. No es fácil ser el fuego, al final terminarás apagándote.

Y así fue, se apagó justo antes de consumir lo último de su hogar: ese pequeño portarretrato con la foto familiar…

sábado, 17 de diciembre de 2011

Memorias de un árbol.

Tras la partida de las aves este quedó solo con los restos de aquello que conformaba su hogar. Soy un árbol con un gran hueco en el centro el cual ocupaban cierta clase de aves para hacer de este su morada. Cáscaras secas de aquellas frutillas que les servían de alimento y ramas con lodo seco que conformaban el nido… el nido que ahora quedó vacío. La vida que había estado justo en el centro llenando ese vacío se había ido.

Soy un árbol en otoño, un árbol que espera ser presa del más duro invierno. Mis hojas se han tornado café apagado y se vuelven pertenencia del suelo creando una melancólica alfombra otoñal en este bosque.

Los días pasan y soy un árbol seco y desnudo junto a mis demás compañeros en este solitario bosque sin aves que nos canten. Desnudo y vulnerable paso cada noche.

Tengo miedo, tengo frío.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Ficción #1.

-Ven. Acércate - Le dije. - Te noto algo fría – Añadí. No hubo respuesta.

Efectivamente su cuerpo estaba helado y pálido. Bueno, ya era de esperarse, llevaba días sin decir ni una sola palabra y había una ausencia de calor hasta en lo más profundo de su ser.

Tenía miedo de acercármele para hablar con ella, no soportaría otro silencio, o peor aún: una respuesta…

A pesar de esta incomodidad podía experimentar una sensación de paz y tranquilidad al ver su tez blanquecina y helada tocada gentilmente por una iluminación translúcida producida por la unión de la luz del exterior con las cortinas de seda blanca.

Era un bello día de verano en aquel lejano exterior, pero en la habitación donde estábamos ella y yo reinaba el invierno.

Era un hermoso día en el exterior, vaya que sí. Recuerdo que a ella le gustaba remojar los dedos en el agua de la fuente que estaba en el centro del jardín, un jardín hermoso, lleno de verdes plantas con olor a vida. Pero ahora era diferente, aquí estaba yo reviviendo estos recuerdos con gran una gran nostalgia ardiente en el corazón, mirando a través de una ventana cubierta por suaves cortinas de seda. Era como si mi alma quisiera salir a través de mis ojos para dar de nuevo un paseo por el jardín...

-¿Estás bien? Respóndeme - Era inútil. Esos ojos opacos y vidriosos no iban a devolverme la luz que vi en ellos hace algunos años.

-¡¿No me vas a perdonar esta vez?! ¡Pues bien!- Tomé dieciséis largos pasos para salir de esa habitación, no sin antes darle un beso de despedida en la mejilla. Cerré la puerta de la habitación dejándola bajo llave y me fui a la mía para lamentarme y cubrirme de telarañas y memorias.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Piezas.

Nada es eterno. Ni siquiera el dolor. Ya habrá un momento en el que incluso nos hartemos de sentir. Un momento en el que la sensación de malestar sera tan pesada que dejará de llevarse consigo.

Me han enseñado a ser fuerte. ¡No! ojalá eso hubieran hecho de mi, alguien fuerte, alguien capaz. Por el contrario, solo me fue inculcado el burdo intento de aparentar la fuerza sin tenerla.

Tic-tac tic-tac, pasó el tiempo y llegó el momento. Y asi fue como se quebró hasta lo mas profundo de mi ser.

Así es, estoy roto, era de esperarse, ya estaba agrietado, seco y astillado. ¡La fachada de la insensibilidad se rompió! ¡se rompió como un cristal frágil!.. y mis piezas cayeron con violencia y quedaron dispersas sobre el suelo frío.

Silencio nocturno.

Déjame descansar esta noche. Déjame descansar de mi mismo.

Por favor, en verdad estoy muy cansado y necesito reposar. Me pesa el ser y solo en el no ser encuentro descanso. En verdad, seria maravilloso que me permitieras descansar.

Doy un respiro y reflexiono sobre esta carga que he llevado a cuestas todo el dia sin verla. No se que es esto que he estado cargando. He estado tan ocupado y apurado que me he olvidado de lo que estaba llevando conmigo.

Supongo que ya es el momento de ver que es lo que he traído conmigo. Bueno, lo haré.

-Cierro los ojos y me acuesto para buscar las respuestas.

jueves, 1 de diciembre de 2011

El día de hoy.


El día de hoy me levanto vivo, me levanto vivo por primera vez en mucho tiempo.
Este es el día posterior a una catarsis. Hay paz dentro de mí.

Y es que ya estaba harto de levantarme muerto cada día. Harto que al abrir los ojos por primera vez en el día me sienta cansado y triste sin causa aparente, sintiendo como la vida transcurre a un ritmo que no soy capaz de seguir.

El día de hoy es diferente. Me levanto con la voluntad de sentir, de sentirme vivo. De experimentar todas aquellas sensaciones que había dejado o había olvidado cómo sentir. No había experimentado una paz personal de esta magnitud en mucho tiempo, o quizá nunca.

Puedo sentir una aparente calma dentro de mi ser. Respiro tranquilo, inhalando y exhalando el aire con una tranquilidad que no había sentido en años.

Esa presión de angustia en el pecho, mala compañera del día a día parece haber disminuido considerablemente. O por lo menos aparenta haberse ausentado por un tiempo indefinido.

Este es el día posterior a mi catarsis.