martes, 3 de enero de 2012

El cielo.

Miró al cielo y se encontró con nubes grises y secas. Inalcanzable era el cielo que estaba encima de él, pues claro, era un océano en las alturas lo suficientemente amplio como para hundir la mirada en él y ahogarse entre los pensamientos que habían sido encomendados hacia las alturas por todos los habitantes de la Tierra.

Pasaron los días y se fue secando más y más. Si en algún momento el cielo estuvo vivo, hoy ya no más. Uno debía tener cuidado al mirar para no lastimarse con los ojos con las astillas de nube que caían.

El cielo se nos cae a pedazos, cada vez más rápido y no tardará en caerse por completo.

Y nos preguntamos cuál era la razón de su caída durante varias noches hasta que nos dimos cuenta que el cielo se caía porque habíamos dejado de soñar.

2 comentarios:

  1. Buena metáfora sobre (creo yo) la falta de sueños o incluso imaginación de la gente de nuestros tiempos. Espero el cielo no se termine de caer, Fausto. Echemos nuestro pequeño pedazo de cielo a la causa y que no decaiga el ánimo.

    Saludos.

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  2. Como siempre, das en el clavo. El cielo puede caer o no para uno o para todos. Está en todos y en nosotros mismos evitar que no caiga.

    Gracias por pasar siempre por aquí.

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