viernes, 18 de mayo de 2012

Cristo tuerto, Cristo ciego.

En esta tarde subirás lo más alto del cerro, portando una corona de espinas donde cada herida que aflige derrama una gota de esperanza y fervor.
Pesa menos ser ciego que ser tuerto.
Derramas lágrimas de fuego en la oscuridad.

Tu fé, traicionada.
Procesión de rodillas que dirige a donde hiere más la pena que la herida.

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